CIUDADANOS 2.0: Nuevas tecnologías y participación ciudadana en el era digital
Por Jorge BossioLa emergencia de la llamada Web 2.0 o red orientada a la participación del usuario ha traído consigo un crecimiento de la atención de los usuarios hacia las redes sociales en Internet. Como casi todo lo novedoso, los jóvenes son los primeros en apropiar la tecnología y a ello deben su éxito servicios conocidos como Hi5, MySpace, y, recientemente, Facebook. Pero las redes sociales no son un fenómeno producido por Internet y las nuevas tecnologías, de hecho han existido por siglos. Redes sociales son las familias, los clubes, las cofradías, colegios profesionales, logias, iglesias y grupos religiosos; también lo son las redes de investigadores y colegios invisibles, partidos políticos, y organizaciones de base, entre muchos otros. Las comunicaciones a través de Internet y otros medios, permiten hoy en día que estas redes interactúen con mayor facilidad, incrementando no solo el número de conexiones que una red puede manejar eficientemente, sino también la calidad de las mismas en términos de intercambio entre los miembros. Esto, por supuesto, sin barreras de tiempo y espacio. Entre las características de estos nuevos espacios para la creación de redes sociales (Mayfield, 2005) están el hecho de ser construidas desde abajo hacia arriba y centradas en la persona (egocéntricas), además de ser controladas por el usuario, descentralizadas en términos espaciales y auto-organizadas. El caso emblemático de las nuevas tecnologías y las redes sociales es el de la producción comunitaria de software, a través la llamada comunidad de Software Libre, comunidad concentrada en la producción de software en forma colectiva: diversos programadores en el mundo colaboran realizando modificaciones al código fuente de forma tal que en conjunto obtienen un producto que difícilmente lograrían actuando por separado. Son autores de un producto colectivo o también conocido como un “bien común”, propiedad de todos[1]. El éxito de esta acción colectiva ha llevado a la conformación de un movimiento global llamado Creative Commons (Lessig 2001) que busca eliminar las barreras a la creatividad impuestas por la legislación de los derechos de autor, permitiendo así que las producciones creativas puedan ser compartidas para que sean modificadas, adaptadas y distribuidas libremente, reconociendo ciertos derechos de los autores que forman parte de esta red, voluntariamente. Quizás otra importante característica de estas nuevas redes sociales es que aprovechan de un proceso de cambio propio del desarrollo de Internet: la des-intermediación y la re-intermediación. Es así que la participación ciudadana estaría dejando de ser intermediada a partir de estructuras e instituciones y pasaría a conformar parte de la acción directa del ciudadano y su entorno, re-intermediada a través de redes sociales, weblobs y espacios colaborativos. La red otorga libertad a los individuos, un espacio dónde cada persona puede, sin necesidad de pedir permiso, dejar huella de su existencia y sentirse parte de este mundo. Lawrence Lessig (2001) señala que la arquitectura de la red dificulta el control de la expresión por parte de los grupos de poder y que ello constituye un entorno para el desarrollo de la individualidad, la creatividad y la libertad de expresión. Cabe precisar, sin embargo que el valor de dicho individualismo en las redes sociales facilitadas por Internet no está en el individuo si no en el accionar comunitario y en la capacidad de crear en conjunto. No es casual que la revista Times (Grossman 2006) señalara como el personaje del año en 2006 al individuo participante. “America loves its solitary geniuses—its Einsteins, its Edisons, its Jobses—but those lonely dreamers may have to learn to play with others.” [América ama a sus genios solitarios - sus Einsteins, Edisons, Jobs- pero estos soñadores solitarios deben aprender a trabajar con los demás.] Esta acción colectiva facilitada por las Tecnologías de la Información (TIC) dio muestra de su fortaleza en la llamada “Noche de los Mensajes Cortos” cuando un individuo indignado, al ver que los medios de comunicación replicaban la versión oficial sobre los atentados de Atocha (11 de marzo de 2004), envió a un grupo de amigos un mensaje desde su teléfono celular convocándolos a protestar en la puerta del local del Partido Popular (PP). Ese mensaje se retransmitió cientos de veces llegando a concentrar a miles de personas que, voluntariamente, y sin responder a ninguna consigna partidaria, participó de una protesta exigiendo su derecho a la información. "¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, C/ Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!" (mensaje de convocatoria) Como sucedió en el Perú durante la “marcha de los cuatro suyos”, los medios de comunicación españoles no dieron la cobertura adecuada a esta movilización ciudadana. Hoy en día, incluso ese bloqueo informativo de los medios masivos sería difícil gracias a servicios como Youtube[2] (otra herramienta colaborativa Web 2.0), dado que permite difundir videos caseros en Internet con mucha facilidad. Howard Rheinhold (1998) señala que incluso estos grupos de acción colectiva pueden traspasar fronteras y activar movimientos civiles de alcance mundial como lo son las organizaciones de defensa de la ecología y medioambiente, así como los derechos humanos y recientemente los grupos que promueven alternativas para la globalización (mal llamados “anti-globalización”). Estas organizaciones construidas fundamentalmente sobre redes sociales de enlaces débiles logran fortalecerse gracias a la rápida difusión de sus acciones, las cuales no solamente logran ser mas visibles, sino también mas efectivas. Sin embargo, ¿es éste nuevo ciudadano – activo, participante - de la Sociedad de la información una realidad o aún una promesa? La Comisión Multisectorial para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en el Perú aquel en capacidad de (i) usar de las TIC para su accionar permanente, (ii) aprovechar el trabajo colaborativo , y (iii) compartir conocimientos. Las TIC ofrecen grandes oportunidades para quienes tienen acceso a ellas y están en capacidad de aprovecharlas individual o colectivamente. Sin embargo, aún siendo el Perú un país que se ufana de tener mas de 6 millones de usuarios de Internet[3], se está muy lejos de ese ideal de ciudadanía. La razón principal reside en la capacidad de buscar, seleccionar y procesar la información que requiere para dicho “accionar permanente”. Podemos decir, a la luz de los resultados de la evaluación PISA 2000 sobre capacidades lectoras que solo una pequeña minoría de los peruanos podría formar parte de ese ideal. “(...) más del 50 por ciento de la población escolar en Albania, Brasil, Indonesia, Antigua República Yugoslava de Macedonia y Perú se ubican en el Nivel 1 o por debajo, indicando que, en el mejor de los casos, sólo pueden manejar las tareas más básicas de lectura.”(Unesco, 2003) De hecho para el Perú el porcentaje de estudiantes que simplemente no entiende lo que lee es superior al 75%. El ciudadano peruano común se encuentra aún en un estado pre-sociedad de la información, es principalmente un “homo videns”, un ciudadano de esa sociedad teledirigida descrita por Giovanni Sartori (2001), un receptor de imágenes de una realidad mediatizada, incapaz de entender y discernir entre la información que recibe. Es necesario que las políticas públicas, hoy orientadas casi exclusivamente a la oferta, es decir, al desarrollo de infraestructura y servicios que facilite el flujo de información hacia la población; se enfoquen hacia el desarrollo las capacidades humanas necesarias para el manejo de la información. Un enfoque hacia el ciudadano que le permita hacer uso de las TIC en esta nueva red de individuos participantes.